lunes, 15 de febrero de 2010

Siempre pensó que tenía facilidad con las palabras, que podía toser y escupir dos párrafos de una vez, pero era en momentos importantes cuando se daba cuenta de que no, cuando realmente debía, quería y necesitaba hacerlo, se bloqueaba. Quería escribirlo todo y siempre buscaba más, no se conformaba, no le gustaba lo que había escrito y entonces borraba y ante un nuevo folio en blanco volvía intentarlo sin obtener el resultado que deseaba.

Lo único que ella quería, era decirle algo, algo importante, algo que le ayudase a expresar lo que sentía, quería decirle algo que no olvidase jamás, quería que fuese algo único, solo para el.

Quería decirle tantas cosas que no sabía como e
mpezar las ideas se le iban amontonando y cuando estaba dispuesta a empezar a escribir, algo nuevo se le ocurría, así que cerró los ojos, respiró hondo y pensó “¿Qué quiero decirle?” Y entonces se dejó llevar.

“Quería decirle que no existía nadie
tan especial en este mundo como lo era el. Quería decirle que era grande, muy grande, gigante, que nadie le había enseñado a vivir tan intensamente como el, que cada día que pasaba a su lado, nada mas levantarse pintaba una sonrisa en su cara. Quería decirle que nadie se inventaba palabras con tanto significado como lo hacía el, que no había conocido a nadie con esas ganas de vivir, con esas ganas de disfrutar. Quería decirle que cada noche cuando el día había sido una desastroso, solo tenía que cerrar los ojos y pensar en el y entonces hasta el mas triste de los días se convertía en el más feliz en tan solo un instante. Pero lo verdaderamente importante que quería decirle era que le quería mas que a cualquiera que hubiese querido nunca y de una forma vehemente, alocada y apasionada”

...Tal vez es así como quieren las langostas...

Sara :D*